GAIA LODGE, EN MENDOZA, INAUGURA SU CHEF´S TABLE CON VISTA A LOS ANDES
El flamante wine hotel de Domaine Bousquet en Tupungato lanzó una nueva propuesta gastronómica para cenar: se trata de la mesa del chef, donde se puede disfrutar de un menú de pasos ameno y sabroso. Una gran oportunidad para probar varios de sus vinos orgánicos.
Quien viaje a Mendoza con intención de disfrutar de sus vinos especiales, contemplar la Cordillera de los Andes desde una confortable suite y comer rico, debe pasar una estadía en Gaia Lodge, el wine hotel de la bodega Domaine Bousquet, en Gualtallary, Tupungato.
El espacio dedicado al enoturismo de alta gama fue inaugurado a fines de 2021 y ofrece comodidades y servicios de lujo en sus suites de diseño. Lo primero que impacta al entrar al edificio de concreto son las increíbles vistas panorámicas de los viñedos orgánicos y los picos nevados de la montaña, que se aprecian desde el amplio living vidriado.
Además de almorzar en el Gaia Restaurante o de disfrutar de un picnic con fogón a los pies de los Andes, siempre copa en mano con las líneas de Domaine Bousquet (el enólogo Rodrigo Serrano es el director del equipo enológico de la bodega), ahora se suma una propuesta especial para las cenas, ideal para quienes estén alojados en el Gaia Lodge o parando en la zona.
Se trata de la experiencia Chef´s Table, que en realidad es una barra comodísima con vista a la impecable cocina dirigida por el chef Adrián Baggio, en la que se disfruta de un menú de pasos equilibrado y sabroso, tanto por los platos como por los vinos.
Un chef KM Cero en Gaia Lodge
Baggio nació en Tupungato, por lo que conoce muy bien el terruño y a los productores de la zona, como El Pilín (un señor que cura jamones artesanales y abastece a la bodega) o El Tato (el productor de trucha de piscicultura que está a pocos kilómetros y le ofrece los mejores ejemplares). Además, cultiva su propia huerta orgánica, en la que se cosechan productos de cada estación, siempre pensando en las necesidades de los distintos espacios gastronómicos del lodge y de la bodega.
Con lo que recolecta en la huerta, Baggio hace conservas para todo el año y sus fans, empezando por Anne Bousquet, reconocen su generosidad: basta que cualquiera le pida un plato, y Adrián seguro lo prepara esa noche o al mediodía siguiente.
Aquí, la cocina brilla por su equilibrio: se hace magia de la buena para acompañar los excelentes vinos. Fue con el hechizo de unos pastelitos de queso que Adrián conquistó el corazón de Eva, la hija de Anne Bousquet y Labid Ameri, los dueños de Domaine Bousquet, cuando trabajaba en el restaurante del Tupungato Winelands, un club de golf local.
Más tarde, Labid lo convocó para formar parte del equipo de la bodega, donde trabaja hace ya muchos años a cargo de todas las experiencias gastronómicas. Ahora, se luce en la mesa del chef, donde se destaca con sus platos honestos, hechos con lo que tiene cerca, invitando al comensal a vivir una experiencia distinta.
“Por unos amigos comencé a estudiar cocina y mientras me formaba, trabajé primero en una pizzería, después en la cocina del golf con Pablo del Río. Ahí aprendí muchísimo. En mi casa se tomaba vino en damajuana, como en casi todas las casas de la región. Pero cuando tuve la oportunidad de probar distintas cepas, entender cómo se elabora el vino, la importancia de que todo lo que nos rodea acá sea orgánico, supe que el vino me abría las puertas a nuevas sensaciones en la cocina. Y esa emoción es lo que trato de transmitir en mis platos”, dice Adrián.
A la mesa en la montaña
El menú de pasos del restaurante de Gaia Lodge propone acuerdos únicos que llevan de viaje: puede ser Medio Oriente, Francia o la auténtica cocina argentina. Todo fresco, hecho en el momento, con excelente vino. Solo hay que dejarse llevar y pasarla bien mientras Baggio cocina a la vista.
En general, comienza con unas fetas de jamón crudo del productor vecino, cortado en el momento como se debe, rociado con Zeitune, el aceite de oliva virgen extra de la bodega, y acompañado por pan casero. En la copa, un Domaine Bousquet Reserve Cabernet Franc 2020, elegante y redondo.
Un puré de arvejas frescas con un salteado de cebolla y brócoli, coronado con un huevo a baja temperatura, propone el primer paso. El toque maestro: el chef espolvoreó todo con comino, eneldo e hinojo, un viaje directo a Medio Oriente.
Luego fueron unas aceitunas con ajo y aceite de oliva, con un pan a la plancha delicioso, medio galleta, medio focaccia, medio pan (las notas de sal gruesa al final y la corteza crocantita son todo).
Llegó el Gaia Malbec Nouveau, el vino de maceración carbónica que ofrece una experiencia diferente. Jugoso, frutal, ¡muy rico!
En el siguiente paso, fue subiendo la intensidad: la versión Baggio de sopa de maní es super interesante por su color, su textura sedosa y espesa, sus notas cremosas y picantes. Viene servida en bandeja llena de papines y ocas, muy vistosa.
El Domaine Bousquet Gran Malbec 2010 se abrió en decanter unos minutos, para acompañar primero unos ñoquis de papa servidos en la misma cáscara (bien crocante, deliciosa) y luego la estrella del menú (que Anne Bousquet define como “lo mejor de Argentina y Francia”): un lomo perfecto, en su punto, con sal y foie gras.
De postre, una crème brûlèe con dulce de leche (otra combinación franco argentina), para golosos empedernidos.
Otras experiencias para comer y beber
Domaine Bousquet invita a probar sus vinos de diferentes maneras. Además de la chef´s table, los huéspedes y visitantes pueden almorzar en el Gaia Restaurante y probar una cocina más informal, como las excelentes empanadas ahumadas al romero rellenas de osobuco braseado, que llegan a la mesa en campana sorpresa.
Si el clima acompaña, es posible contratar un picnic en el que no falta la trucha arco iris, primero en ceviche (viene con unas galletas de harina de api, riquísimas) y luego en sal al horno de barro, dos de los platos hermosos de Baggio y equipo (hay más, como unas berenjenas ahumadas que se sirven con pan a la plancha… un gol).
Otra opción arranca en el lago del jardín, recorre la huerta y el viñedo, las instalaciones de la bodega y termina en la sala de degustación. El visitante puede elegir probar tres estilos distintos, los vinos Ícono, o un juego de Blends, entre otras opciones. Y también podrá reservar un almuerzo en el restaurante de Gaia Lodge con maridaje de diferentes líneas.
Actividades más puntuales pueden ser la degustación sensorial de uvas frescas con el ingeniero agrónomo Franco Bastías; la degustación gourmet de vinos y chocolates (entretenida y original), o jugar a ser enólogos por un día, donde podés armar tu propio blend.
Gaia Lodge cuenta con 7 habitaciones para un total de 18 plazas (5 dobles y 2 cuádruples). Y cada uno de los cuartos posee balcón frente a la montaña o los viñedos.