Pensar en el futuro: así podría definirse la esencia de la vitivinicultura regenerativa, el conjunto de prácticas que sirven para darle vitalidad de los suelos, recuperar el monte y bosque nativo y detener el monocultivo de la vid, y que cada vez más bodegas argentinas comienzan a aplicar y visibilizar.
Vitivinicultura regenerativa: el futuro llegó
“Para nosotros, la regeneración del suelo no sólo implica el cuidado del medioambiente, sino también mejorar el lugar en el que estamos trabajando. Conlleva un rol mucho más protagonista y proactivo. No sólo preservando lo que tenemos, sino buscando potenciarlo y así poder tener más vida y un ecosistema más complejo y diverso”, explica Franco Bastías, líder del área agronómica de Domaine Bousquet, la primera bodega en Argentina en tener certificación ROC, otorgada por la Alianza Orgánica Regenerativa (ROA, por sus siglas en inglés), cuyo lema es “Cultivar como si el mundo dependiera de ello”.
Resultados visibles
Para Franco Bastías, el resultado de la aplicación de estas técnicas ha resultado en vinos más transparentes. “Notamos un producto mucho más franco, honesto con el terroir, porque esta es una forma de producción más pura”.
Una respuesta frente al cambio climático
Con mucho por aprender en la materia, la experiencia con la vitivinicultura regenerativa ha tenido un impacto favorable frente al avance del cambio climático. “Es un tema serio. Todo lo que hacemos sobre el suelo genera viñedos más fuertes y con equilibrio propio y los hace más resistentes a los cambios sobre los que no tenemos control, como la temperatura”, argumenta Bastías.
“Notamos que la mayor interacción entre los componentes del suelo se transformó en un fertilizante natural que da más vida y la planta puede absorber todos esos nutrientes. Así, hay años en los que no usamos fertilizantes. También, al estar más cubierto el suelo, hay una mayor protección frente al cambio climático”, suma sobre su experiencia en Domaine Bousquet.
Para leer la nota completa hace click aquí