Pinot Noir: celebramos en su día a la más elegante y delicada de las tintas

Si hablamos de frescura y elegancia, hablamos de Pinot Noir. Esta uva tinta de gran prestigio produce algunos de los mejores vinos del mundo y se destaca por su elegancia y versatilidad. Hoy se celebra su día en todo el mundo y repasamos por qué es tan especial.

Oriunda de la región de la Borgoña francesa, los vinos de Pinot Noir son reconocidos por su color claro, cuerpo medio y taninos amables. Su versatilidad es tal que se la utiliza para la elaboración de vinos tintos, blancos y espumosos, con excelentes resultados en todos los casos. En la actualidad, es uno de los cepajes con mayor crecimiento en el país y cada vez son más los consumidores que lo eligen por su sabor fresco y frutado.

Presente en casi todas las regiones vitivinícolas de Argentina, la Pinot Noir tiene una historia de larga data y ha sido utilizada para la vinificación durante siglos. Su cultivo en la región de la Borgoña francesa data del año 100 DC, mientras que en Argentina comenzó a plantarse en el siglo XX en las provincias de Neuquén y Río Negro y luego en Mendoza, la provincia que mayor cantidad de Pinot Noir concentra hoy. La variedad también encuentra muy buen asidero en los países productores del Nuevo Mundo como Australia, Chile y Estados Unidos.

Del francés “pino negro”, el Pinot Noir debe su nombre a la forma compacta y alargada de su racimo, de bayas pequeñas color negro azulado. A la vista, los vinos de Pinot Noir presentan de un color rojo translúcido. En nariz, los más jóvenes regalan aromas a frutos rojos mientras que aquellos con evolución despliegan notas terrosas y minerales. “A pesar de su color claro, el Pinot Noir tiene una muy buena carga tánica, lo que le otorga potencial de guarda y le permite evolucionar muy bien en botella”, señala Gustavo Bertagna, enólogo de Susana Balbo Wines, bodega con experiencia en la elaboración de Pinot Noir varietal y espumosos de gran prestigio para la crítica internacional.

Además de la elegancia y frescura que los hace exclusivos, los vinos de Pinot Noir conllevan un gran reto en su cultivo. “El desafío más grande con esta uva es mantener la sanidad; sus racimos son muy compactos y tienden a acumular humedad y las bayas poseen la piel muy fina, dos atributos que la hacen muy propensa a la pudrición”, expresa Rodrigo Serrano Alou, enólogo de la bodega orgánica Domaine Bousquet. “Nuestro Pinot Noir se exporta cada vez más al mercado americano donde se sorprenden por la calidad y elegancia que ofrece”, agrega Serrano y revela: “En Estados Unidos comparan nuestros vinos con los de Oregon, todo un orgullo”. 

Para Leonardo Puppato, enólogo de Familia Schroeder, la bodega ubicada en San Patricio del Chañar, Neuquén, una de las zonas vitivinícolas más australes del mundo, “el Pinot Noir argentino se está dando a conocer cada vez más, en especial el de la Patagonia, gracias a esa fruta y frescor que hoy percibimos y que antes no era tan común”. En cuanto a las características de los Pinot Noir patagónicos, Puppato detalla que los vinos “presentan colores más intensos que la media internacional, con aromas dominados por notas florales y frutales y una excelente acidez”. 

Así, lo que a simple vista parece un vino de poco carácter y demasiado ligero, ha demostrado ser un verdadero elixir y objeto de deseo para hacedores y aficionados. Versátil como pocas, esta uva que se utiliza para la elaboración de tintos, blancos y espumosos es también acompañante perfecto de platos frescos como ensaladas, pescados, pollo y quesos suaves. Un vino ideal para todos los días.

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