Pinot Grigio: un blanco con aroma y acidez inconfundible

Pinot Grigio o Pinot Gris. Italiano, francés o australiano. Te contamos los detalles de esta uva tinta que regala vinos blancos de inolvidable frescura y potencia aromática alrededor del mundo entero.

El Pinot Grigio o Pinot Gris, es un vino blanco que cambia de nombre según la zona donde se lo cultive. Reconocido por su color amarillo verdoso, sus aromas tropicales y una equilibrada acidez, se destaca por la particularidad de ser un vino blanco que proviene de uvas tintas. En Francia se la conoce como Pinot Gris, en Italia como Pinot Grigio y en ambos lugares ofrece particularidades diferentes. Estudios científicos sostienen que la variedad podría ser un clon de la uva tinta pinot noir.

Estos vinos se caracterizan por sus aromas a mezcla de frutas tropicales, principalmente melón y mango. Es en Italia donde la variedad se destaca, otorgando vinos de gran frescura, con una nota cítrica muy particular y muy valorados en el mercado internacional. Pero su éxito no se limita a Italia, los cultivos de esta uva se extienden por prácticamente todo el planeta desde su cuna, en Francia, donde en la región de Alsacia ha obtenido un gran prestigio, hasta Rumania, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Chile y Argentina. La palabra “grigio” es la traducción al italiano del francés “gris” mientras que “pinot” significa “piña” en referencia a la forma del racimo apretado.

En Argentina es una variedad poco conocida, y la superficie implantada es de tan solo 450 hectáreas”, explica el ingeniero agrónomo Fernando Losilla, enólogo de la bodega Viñas Las Perdices. En ese sentido, detalla: “En Europa, el referente de Pinot Grigio es Italia, que se caracteriza por vinos con menos alcohol, mayor acidez y perfiles más cítricos. En clima más cálidos y secos como el nuestro, los vinos de esta variedad tienen mayor cantidad de alcohol, aromas florales, algo tropicales, acidez equilibrada y marcada estructura”.

En cuanto a los desafíos que supone el cultivo de esta variedad, el enólogo Rodrigo Serrano Alou de la bodega orgánica Domaine Bousquet explica que “para lograr vinos blancos, se debe hacer la extracción de jugos muy rápido, además de una cosecha temprana, para que el color de la piel de la uva incida lo menos posible. Esto aporta frescura, dando vinos de bajo grado alcohólico con buena acidez natural que en boca se percibe con buen volumen y estructura”.

En cuanto a sus particularidades, la Pinot Grigio es una planta vigorosa de bajo rendimiento. La piel de la uva presenta un color azul grisáceo, a veces rosado y su hollejo fino la hace muy sensible al ataque de hongos, entre ellos, la popular Botrytis cinérea. Este fenómeno también conocido como “podredumbre noble” también se utiliza para la elaboración de vinos dulces naturales como los de la zona de la Alsacia francesa, o los vinos de hielo en Canadá. Es una planta que resiste muy bien los climas fríos y sus racimos son pequeños y se agrupan muy compactos en forma de piña. Si bien suele beberse como monovarietal, en cortes se lleva muy bien con su pariente, la Pinot Noir.

Si de maridajes se trata, para Losilla resulta perfecto «como aperitivo e ideal para acompañar frutos de mar y pescados así como carnes blancas y platos especiados como comida india”. Por su parte, Serrano Alou coincide en que “es ideal para pescados y también acompaña muy bien pastas con salsas suaves”. Si de quesos se trata, combina muy bien con dos típico italianos: la ricotta y el Asiago, un queso de vaca con denominación de origen protegida de la zona del Véneto.

Así, este blanco que se camufla de tinto en su apariencia, resulta un vino ideal para beber como aperitivo gracias a su marcada acidez natural que lo convierte en el abrebocas ideal.

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