Vino orgánico: la avanzada que llegó para quedarse

Es un sector de producción en crecimiento constante e impulso exportador. Está alentado por un público que elige el consumo consciente.

Cuidar la tierra, cultivar la vid sin utilizar ningún agroquímico y lograr un producto más amigable con el medioambiente desde el origen. La filosofía que encierra el vino orgánico gana cada vez más consumidores conscientes que buscan alimentos saludables, y productores vitivinícolas que se suman a esta tendencia que lejos de ser una moda, según los especialistas, llegó para quedarse.

En este sentido, el consumo interno total de vinos orgánicos en 2020 fue de 167.125 litros, con un crecimiento superior del 5000% en referencia a 2018 (2.970 litros), según datos de SENASA, en base a información de Certificadoras y del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).

“La tendencia de aumento de consumo saludable, orgánico, sustentable, es generalizada, tanto en vinos como en alimentos”, afirma Juan Pino, licenciado en Ciencias Ambientales y fundador junto al periodista Pancho Barreiro de VIOS, emprendimiento que busca ampliar el impacto positivo de los vinos sustentables.

En el caso de los vinos orgánicos, Pino destaca que se observa un gran crecimiento. “Hay un interés específico por estos vinos que antes no se veía tanto. El consumidor no buscaba la categoría de orgánico y ahora sí. Y, del lado de la oferta, los productores necesitan producir cada vez más e incluso hay bodegas grandes que sacan sus líneas orgánicas, en general para exportación”, agrega Pino, que con VIOS desde 2014, viene realizando la Feria de Vinos Orgánicos y Sustentables, que este año reunió a más de 16 bodegas certificadas con 50 vinos diferentes.

Qué implica que un vino sea orgánico

Como sommelier, Marisol de la Fuente (@solsommelier en Instagram) afirma rotundamente que la tendencia de los orgánicos “llegó para quedarse” y “que se están pidiendo más vinos que vayan por el lado de lo vegano, sin TACC, y orgánicos”.

¿Qué implica que el vino sea orgánico? “Básicamente no usar ningún tipo de agroquímico en el viñedo”, dice De la Fuente.  “Eso significa que tenés que poder controlar las malezas, la nutrición de los suelos, sin usar ningún químico y eso es un trabajo enorme que se puede hacer cuando se está encima de un viñedo. Por eso, las que comenzaron más fuerte con esta técnica, hace aproximadamente cinco años, fueron las bodegas más chicas”.

En cuanto a si desde el paladar se puede distinguir la diferencia entre un vino orgánico y otro que no lo es, De la Fuente señala que en principio no es una experiencia distinta. “Si te doy a ciegas uno orgánico y otro que no lo es, no te das cuenta. Tiene que ver más esta cuestión de elección y de conciencia del alimento -porque el vino es un alimento- que estás consumiendo, que te vayas a encontrar con un sabor diferente. Es más filosófico, de elección de vida”, apunta.

Más bodegas apuestan por los orgánicos

En Argentina, el 2,5% de la producción vitivinícola es orgánica y Mendoza es la provincia que cuenta con mayor superficie de cultivos de vid orgánica certificada: 7.300 hectáreas. A su vez, en la actualidad, hay 250 productores nucleados en 79 bodegas, de las cuales 69 exportan.

También en Mendoza pero en la localidad de Tupungato, la Bodega Domaine Bousquet se especializa desde que nació, en 1995, en la producción sostenible de vino orgánico. “El concepto fue darle lo mejor a la tierra cuidarla para que nos de su mejor fruto que es la uva. Hoy todos nuestros vinos son orgánicos certificados, son veganos, el año que viene certificaremos para hacer biodinámicos en algunas de las viñas”, explica Ricardo Rocco, gerente nacional de ventas de la bodega.

A su vez, cuenta que si bien su principal mercado es Estados Unidos, también están “muy fuerte” en países nórdicos y, en el mercado doméstico. “Viene creciendo año contra año, constante. En 2021 contra 2020, el crecimiento fue exponencial, casi 50 puntos. Teníamos una base chica, pero lo que hicimos fue ampliar negocios y mercado, y tomamos como premisa entrar en algunos lugares verdes, solamente orgánicos, y algunas cadenas de supermercado”, detalla Rocco.

“Estamos apostando a tener ya casi 7 millones de litros para 2022 así que la intención es seguir creciendo afuera y empezar también en Argentina y en Latinoamérica, que es otro mercado”, agrega.

Consumidor en potencia

Si bien en nuestro país el consumo interno de productos orgánicos certificados aún es menor al 1%, los productores y especialistas destacan que hay un consumidor joven en el país que está empezando a mostrar más exigencias y que lentamente se informa más.

Sin embargo, señalan que aún falta hacer un trabajo más exhaustivo en materia de comunicación y educación para que se entienda qué se está pagando cuando se lleva un vino orgánico de la góndola a la mesa.

“Todavía falta bastante por educar al consumidor, sobre todo en qué significan cada término que, si bien es más afín a la gente más joven, creo que los +35 lo ven más como una curiosidad, que como una elección”, explica la sommelier.

Y ejemplifica: “Ahora se habla mucho de vino natural y no tiene una definición clara de qué implica, ni en Argentina, ni en el mundo, como lo hay de un orgánico porque justamente hay certificaciones. Y ahí se empiezan a confundir lo que tiene que ver con técnicas o decisiones enológicas o de viticultura, con comunicación y marketing, para tratar de mostrar al producto de una manera diferente”.

“Si bien falta comunicación, nos asombramos que tenemos muchos clientes nuevos por eso buscamos informar y contribuir más a todo esto porque entendemos que vino para quedarse. Estamos apostando nosotros y muchas de las bodegas tradicionales y grandes, lo cual es muy bueno”, subraya Rocco.

Consejos para degustar un vino orgánico

La sommelier Marisol de la Fuente destaca que si uno está buscando este tipo de producto, lo primero que hay que ver siempre es la etiqueta, donde están las certificaciones pertinentes. “Luego hay blancos, tintos, rosados, es decir, el approach es casi el mismo que al momento de elegir otro vino”, destaca.

Hoy se encuentra mucho vino orgánico que es más bien de estilo joven, es decir, no está tan pensado para guardar. También eso tiene que ver con que, en general, no agregan sulfitos y un vino sin sulfitos, tiene muchas menos posibilidades de evolucionar bien en la botella”, agrega.

Y concluye: “Después de eso, es pensar en qué tenés ganas de tomar. No hay grandes diferencias”.

Algunos números sobre el mercado

En 2020 se exportaron más de 10 millones de litros de vinos orgánicos certificados.

La Unión Europea Europea sigue siendo el principal destino con el 64% – Dinamarca y Suecia importan más de 4,5 millones de litro-, seguido por el Reino Unido (14%), Suiza (3%) y Japón (2%). Sin embargo, en los últimos dos años, en Canadá y Alemania hubo un fuerte crecimiento de las exportaciones con cifras que superan los 500.000 litros en cada destino.

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